SE HA DESCUBIERTO AGUA EN LA LUNA

SE HA DESCUBIERTO AGUA EN LA LUNA

EHLABA, RAMÓN JIMÉNEZ PÉREZ

A lúa, o noso satélite pisado unicamente por 12 persoas, serve de fío condutor para xuntar a pintura ao óleo de Ehalaba cos traballos de origami (papel encartado) de Ramón Jiménez Pérez.


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Textos da exposición

¿VES LA LUNA?
Ramón Jiménez Pérez
A la Luna, esa pequeña lámpara maravillosa de nuestros cielos, tan deseada siempre, ya la han puesto a la venta en parcelas a tanto el acre. En mi opinión, es un satélite al que debe tratarse con respeto y con mayúscula inicial por la cuenta que nos tiene, pues con solo tirar de la marioneta de los mares con los hilos de sus
ciclos mueve a diario miles de millones de metros cúbicos de agua; y a nosotros, compuestos en gran medida del mismo elemento, nos pone también a bailar a veces a ritmos lunáticos. A mí me parece que desde que le plantaron el pie encima muy contenta no debe estar. Y eso que fueron solo 12 los hombres que la pisaron al bajar de las seis naves Apollo que alunizaron entre 1969 y 1972. En cambio el azulado Neptuno, al que ni hemos tocado, no sabemos por qué se desmelena, como si estuviera enfadado, en vientos que azotan su superficie a más mil kilómetros por hora. A la Luna, sobre todo, la hemos mirado y admirado. Un ideograma chino dice: “La Luna redonda se eleva por encima de la montaña”. También la hemos empujado como una pelota entre las estrellas para al final llevárnosla en el maletero del coche o encestarla en una canasta. Y se la ha pintado hasta la saciedad porque pone amor en los corazones. A veces nos sonríe con los ojos cuando imaginamos una cara en ella, aunque otras culturas lo que ven es un conejo preparando una comida en un cuenco que revuelve con un palo a modo de cucharón. Un origamista japonés, Fumiaki Kawahata, al diseñar esa escena en origami, nos dio la idea a Ehlaba y a mí de aprovechar el descubrimiento del agua para revelar otras supuestas cosas que no se aprecian a simple vista, y que nosotros hemos representado mediante las figuras de papel
que he plegado para colocarlas en las diferentes Lunas, hasta un total de 22. De modo que nuestro proyecto expositivo Se ha descubierto agua en la Luna es de oleorigami porque combina el óleo de las Lunas de Ehlaba con el origami, que es el arte del papel plegado, realizado por mí. Así, en colaboración armónica y equilibrada confluencia, en una acción conjunta de integración de dos artes diferentes, hemos pretendido en cada obra una sinergia multiplicadora de los efectos que se producirían por separado. Nos resultaba muy original y divertido, además, ir situando en la superficie lunar distintos modelos de origami. El Principito, de Shoko Aoyagi, no podía faltar, ni el astronauta y el cohete, de Isamu Asahi y Nobuyoshi Enomoto. Tampoco el Snoopy de Kunihiko Kasahara, quien con agua corriente ya se podía instalar allí. Bartolomé Esteban Murillo, el gran pintor del barroco español, ya había pintado, sin embargo, sus Inmaculadas sobre los cuernos de la Luna, como si fueran un peldaño sobre el que reposar sus pies. Pero nosotros nos inspiramos en el conejo. Y así, hemos colocado animales, como si de una repoblación se tratara (un león de Shunichi Ashimura; un pingüino y un ratón -eso sí, hechizadode Ángel Morollón; un lobo de Jun Maekawa, y un zorro de Sthepen Weiss; un oso polar de Gerad Ty Sovann y un cocodrilo de John Montroll); también hemos querido meter un poco de miedo, como si en la Luna nos acechara la bruja del tren con la escoba (el Frankenstein de Jun Maekawa, el dragón de Dave Brill, el Spinosaurio de Montroll), o como si se hubiesen hallado restos de civilizaciones antiguas y misteriosas (el cráneo de Quentin Trollip; los moais de Seiji Nishikawa; o el Anubis de Hashima Hitoshi). Otras figuras son pura fantasía, como el hada madrina de Yoshihisa Kimura y el castillo encantado de Celestino Picazo; o mitología: la serpiente de Montroll, al que yo añadí una segunda cabeza para convertirla en el dios azteca Quetzalcóatl. Tampoco venía mal sembrar algunas calabazas de Miyamoto Chuya, ya que había agua de sobra; y terminar la fiesta con unos fuegos artificiales de Fumio Inoue. A la pintura y al origami se suma la literatura en las breves frases añadidas en los cuadros. En cada una se plantea una reflexión sobre ese descubrimiento, la advertencia implícita de que cuando nos traslademos allá procuremos dejar nuestros males en la
Tierra.

Currículum do artista